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sábado, 31 de mayo de 2014

capítulo 4

Perdón por no haber publicado ayer, pero he estado muy ocupada, en fin, aquí está el capítulo 4 que está tan atrasado.


Capítulo 4: La Sesión Privada



Estoy en una sala gris, con los demás tributos, donde esperaremos a que llegue nuestro turno para la sesión privada con los Vigilantes.

Es mi oportunidad. Esta es mi oportunidad de sacar una alta calificación e impresionar a los patrocinadores porque, vamos, nadie querrá patrocinar a una chica furiosa que no tiene fuerza. Apenas inician a llamar a los tributos, primero van las chicas, veo que Imerald, la del 1, apenas va entrando en la sala donde están los Vigilantes.

Veo a los demás tributos: muchos tranquilos, otros nerviosos y otros ni siquiera se preocupan, ya que han perdido la esperanza. Finnick está a mi lado, y Will también.

-Bueno, ¿y qué hacemos aquí?-. Pregunta Will.
-Bueno, verás, cuando digan tu nombre, entrarás allí, y habrá varias personas vestidas de blanco que te observarán, puedes pintarte la mano y mostrarles que tan bueno eres camuflándote. Eso es todo, Will-. Le contesto.

Will se queda pensando, sobre cómo podrá camuflarse, y veo que Finnick también anda en las mismas, solo que él no va a camuflarse, quizá use su habilidad con el tridente, o ate nudos, o algo más que no me haya mostrado que sabe hacer…

Mientras Finnick piensa, yo intento averiguar que piensan hacer los demás tributos, qué habilidad le mostrarán a los Vigilantes. Mientras más pienso, veo que comienza a dolerme la cabeza, y que todos los tributos me observan, y veo porque: tengo las manos apretando mi cabeza con fuerza.

-¿Estás bien?-. Pregunta Finnick.
-Sí, solo que, no sé qué les mostraré allí dentro.
-No creas que eres la única Kayla. Yo ando en las mismas, no sé ni que les mostraré. Por lo menos tengo la ventaja de ser uno de los primeros tributos que entrará, no estarán tan aburridos, y con suerte me otorgarán un ocho-. Ríe Finnick, y veo que lo dice en serio.

Aj, él tiene razón. ¡Siempre tiene la razón! Sé que tengo problemas, graves, graves, graves problemas, soy una de los últimos tributos que pasarán a mostrarle sus habilidades a los Vigilantes, estarán aburridos y querrán irse a casa, seguro que ni siquiera la mitad de ellos me estará observando. Vaya que sacar a Will de las arenas, será muchísimo más difícil de lo que yo creí. Dificil pero no imposible.

Me pasan por el cerebro cientos de imágenes de mí cazando en el bosque, haciendo trampas… soy muy hábil, pero eso, ya lo he mostrado en los entrenamientos, ¿a quién diablos le sorprendería verme haciendo algo que yo ya he mostrado?

Entonces, pienso en que harán las demás chicas. Me las imagino bailándoles a los Vigilantes en un tubo casi sin ropa. ¿Harán eso? A los Vigilantes solo les interesa una cosa en los tributos: carácter. Y vaya que se debe tener demasiado carácter para que ellas hagan eso que estoy pensando. Es una idea ridícula, y no sacarían más de un ocho, ya que la mitad de los Vigilantes son mujeres, pero, sacarían una calificación que las marcaría como profesionales.

Por un lado, sacar una mala calificación está mal, muy mal, porque ahuyentan a los posibles patrocinadores y tienen menores posibilidades de sobrevivir, pero, por otro lado, si sacas una muy alta calificación, tendrás a todos los tributos detrás de ti como perritos falderos. Es obvio que ambas opciones tienen un lado malo y un lado bueno. El lado bueno de que te saques una baja calificación, es que ningún tributo te prestará atención, aunque no lo tienes garantizado, la mala, que ahuyentas a los posibles patrocinadores.

<<¿Qué voy a hacer? ¿Qué cosa puede impresionar a los Vigilantes?>> Pienso.

Me quedo con los ojos perdidos mientras pienso.

¡Es imposible! ¡Imposible pensar en qué demonios le puedo mostrar a los Vigilantes! Podría usar los cuchillos, ¡pero soy un asco con ellos! Podría mostrarles lo mucho que sé sobre plantas, hacer fuego o hacer trampas ¡pero ya se los he mostrado a ellos en los entrenamientos! Estoy perdida sin duda. Mi única alternativa sería bailarles. Pero no lo haré. Porque me queda la suficiente sensatez como para no hacer eso, además, nadie en su sano juicio (excepto las que desesperadamente desean sacar una alta calificación con los Vigilantes) haría eso. ¿O sí?

-Oh, no te esfuerces demasiado, más preocúpate por que mañana inician los juegos-. Oigo a Finnick decir.

¡Los juegos! Ya se me había olvidado, aunque a eso le restó importancia en este momento y me pongo a pensar en qué demonios haré mañana, porque no puedo quedarme a pelear en la Cornucopia y dejar a Will sin protección, obviamente, eso no es una opción para mí si deseo sacarlos de la arena con vida. Tengo que pensar en un plan bien detallado, no tengo muchas opciones.

Opción uno: Meterme en la Cornucopia, luchar por unas cuantas cosas e ir con Will, que ya estará o asustado por lo que ve, o muerto por culpa de mía.

Opción dos: Ir corriendo por mi hermano sin tener nada con que defendernos o alimentarnos y luego buscar a Finnick para que nos ayude.

Opción tres: Atravesar la Cornucopia, tomar lo primero que vea (por más mínimo que sea) e ir con Will e irme con él en brazos camino al bosque.

Opto por la opción tres, no me metería a luchar en la Cornucopia y dejar a Will a su suerte; no me atrevería a pedirle ayuda a Finnick, considerando que seremos enemigos en los juegos, y él estará buscando mi sangre y yo la suya; en ese caso, la opción tres me parece la mejor opción, no le pediría ayuda a nadie, no me arriesgaría a que mi hermano muriera, y obtendría refugio y que no apareciera mi cara o la de mi hermano en el cielo esa noche.

Me alivia haber encontrado una solución a unos de mis cientos de problemas; al menos, ya no tengo que preocuparme por lo que haré mañana en la Cornucopia. Pero aún me quedan millones de problemas: qué haré para impresionar a los Vigilantes; como me mantendré siempre tan alejada de Gael, porque, seamos honestos: cuando la audiencia comience a aburrirse, tendrán que encontrarles algo con que entretenerlos, y que mejor entretenimiento que ver como se muere la hija de Katniss Everdeen: o, por lo menos, que tanto logran herirla.

De repente, dejo de preocuparme por Will, Gael y por mí, y comienzo a preocuparme por Finnick: ¿Qué será de él en las arenas?, ¿cuánto sobrevivirá?, ¿y si se muere en el baño de sangre inicial?, ¿será mejor que se muera lo antes posible, para no tener que verme en la necesidad de matarlo yo, o será mejor que sobreviva hasta el final, porque creo que me estoy enamorando de él?

¿Será?, ¿será que el chico del tridente, está llamando mi atención, y quiero que sea más que mi amigo? No… ¿o sí? No… ¿o sí? No… ¡¿O sí?! Intento encontrarle sentido a mis pensamientos, lo más seguro es que yo esté muy agradecida con Finnick, y no quiero ser yo la que tenga que matarlo, porque él me agrada, además, es la única persona en este mundo que le queda a su madre: Annie Cresta. No sería tan cruel como para quitarle a Annie, que es una vieja amiga de mis padres, todo lo que tiene. Sí, sin duda no quiero matar a Finnick por eso. Creo que es mejor que se muera en el baño de sangre inicial…

-Finnick Odair-.

Una voz robótica llama a Finnick, y veo como se levanta de su asiento y se va hasta las puertas, preparándose para impresionar a los Vigilantes. ¿Qué hará?

-¡Ya sé! ¡Me voy a pintar para que parezca que soy una roca!-. Me susurra Will al oído.

¡Guau! Hasta mi hermano menor ya sabe qué hará para impresionar a los Vigilantes, mientras que yo, que soy diez años mayor que él, no tengo ni idea de lo que haré estando allí dentro. Tal vez debería dejarlo a la suerte: hacer lo que sea, y que el destino elija lo mejor para mí. Sin duda, la suerte, no ha formado parte de mi destino últimamente: estoy en los juegos del hambre; Finnick está aquí conmigo; mi hermano participará también; y, para colmo, no sé qué hacer para conseguir patrocinadores.

<<Bueno, acéptalo Kayla. Estás en el hoyo, en el hoyo más profundo que existe, hundida en todos los problemas que puedes cargar, y hasta más…>> Pienso.

Detrás de mí, oigo a un par de tributos hablando:

-Bueno, yo voy a usar el hacha.
-Oh, ni siquiera sabes cómo usarla.
-No es necesario, les mostraré que soy tan mala con el hacha, que no tendrán que darme una alta calificación, y los demás tributos creerán que soy una enclenque.

Nadie creería eso, la chica que habla, es Moira, la del 6, la chica que atravesó a un maniquí con una lanza. Sé que pocos vimos eso, pero eso de la llorica débil, no le queda a ella, además, se ve que es fuerte, nadie le creería ese teatrito de niñita débil, ni siquiera yo.

-Bueno, creo que es una excelente estrategia Moira, pero no te queda.
-Ya lo veremos.

Y termina su conversación. Una estrategia nada inteligente.

-Kayla Mellark-. Dice una voz robótica, media hora después de que se fue el chico del Distrito 11.
Me levanto de mi asiento, dejando atrás a Will, con los del Distrito 13 como su única compañía. Estoy dentro de la sala donde están los Vigilantes, con todas las puertas cerradas, y solo ellos y yo dentro.

Bueno, hace un rato creía que solo estarían aburridos y un poco ebrios, pero ahora veo lo equivocada que estaba: al menos, un cuarto de ellos están super ebrios, otro cuarto de ellos, atiborrándose del gran banquete, al menos la mitad me nota.

Inicio con algo sencillo: me pongo un rato a mostrarles lo buena que soy haciendo trampas; les muestro como arraso en la prueba de plantas comestibles; durante ocho minutos me dedico a golpear sacos de box hasta que las manos me quedan rojas; fabrico algunos nudos y, al final, voy hasta el puesto de tiro con arco.

Elijo el de metal, que es el que más usaba en los entrenamientos, tomo el carcaj con las flechas a juego, tenso la cuerda, coloco una flecha, apunto a mi objetivo y disparo. La flecha da justo en el corazón, y yo sonrío, pero un cuarto de ellos ni siquiera me ha notado. Disparo unas cuantas veces más, hasta que uno de ellos, finalmente me dice:

-Bien, señorita Everdeen. Puede retirarse.

Y me retiro.

Me siento furiosa, la mayoría de ellos me observaba, eso es bueno, pero no estaban ni cerca de estar impresionados, y un cuarto de ellos, bueno, eso es otra historia, estaban tan ebrios que ni siquiera me notaban mientras cantaban esa canción de piratas. Me quito el traje de entrenamiento y me meto en la tina durante tres horas, pensando en que odio a los Vigilantes y que ni siquiera me hallan notado. Me pregunto si así les pasó a los últimos doce tributos. Mi única alegría, es que estarán tan aburridos, que dudo que le presten algo de atención a los tributos del Distrito 13, y también me alegra que tal vez no le presten atención a mi hermano, porque si se camufla, seguramente le darían un siete como máximo, aunque sé que los tributos no se preocuparían, es mejor prevenir que lamentar, ¿no?

Cuando finalmente termino mi larga ducha, me pongo una bata, me pongo el pijama, cepillo mi cabello y me lanzo a la cama mientras con el control remoto enciendo el televisor que está pegado en la pared en frente de mi cama. Seguramente ya estarán anunciando nuestras calificaciones en la televisión.

No me equivoco. Veo a Asrield y Nestor, que apenas están bromeando, antes de dar a conocer nuestras calificaciones. Así permanecen durante diez minutos, hasta que deciden dejar de hacernos perder el tiempo, y nos dan nuestras calificaciones, aunque solo me quedo con algunas de ellas: como siempre, los de los Distritos 1 y 2, están en el rango de 9-10; Del Distrito 4, Finnick ha conseguido un 10; del Distrito 5, Gael y Cristel, obtuvieron un 10; los demás tributos, están en rango de 5-7, incluido mi hermano. Y yo, bueno, me sorprende mi calificación: 10.

La verdad es que yo me esperaba un 9 como máximo, pero me alegro. Sello del Capitolio, música y fin del programa.

Antes de dormirme, una voz robótica, anuncia:

-Tributos, tal vez crean que mañana iniciarían los juegos, pero, para hacer que los recuerden, hemos decidido hacerles un desfile, para que nadie olvide los setenta y siete juegos del hambre, ni a sus tributos. Mañana serán recogidos a primera hora para arreglarlos, después de ese Desfile, al día siguiente, tendrán inicio los Juegos.


Y el silencio vuelve.







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